El mundo se mueve a una velocidad vertiginosa con noticias, nuevos descubrimientos y diversos eventos inundándonos y saturándonos de información. Sin embargo, esa sensación de desborde a menudo es auto-generada. Consumimos constantemente todo lo que sucede a nuestro alrededor a través de Internet y la televisión, lo que nos satura y nos impide pensar con claridad.
Cada vez que nos perdemos en un video de TikTok, un short de YouTube, una historia en Instagram o un tweet en X, nos estamos desconectando de lo que sucede a nuestro alrededor. Empezamos a perder nuestra sensibilidad hacia el mundo exterior. Y cuando hablo del mundo exterior, no me refiero solo a lo que ocurre fuera de nuestro hogar o nuestro país, sino también a lo que sucede a centímetros de nosotros, o incluso en nuestros propios cuerpos.
Además, la realidad virtual autoimpuesta es tan atractiva y emocionante que nos estamos perdiendo de nuestra realidad tangible. No nos estamos dando tiempo para reflexionar, escuchar ni observar lo que ocurre a nuestro alrededor, aquello que está al alcance de nuestros dedos.
Pareciera que efectivamente hoy estamos cayendo en una matrix donde un grupo de organizaciones de alcance mundial nos indica qué pensar y consumir; en general, nos marcan el rumbo que debe tomar nuestra sociedad. Lo más radical aquí es que, si nos alejamos un poco de ese rumbo trazado por estas corporaciones, comenzamos a exhibir comportamientos diferentes a la masa y a tener pensamientos que a los demás no se les ocurren. Entonces, podemos ser señalados como locos o atemporales.
La invitación es a alejarnos del acelere del mundo. No nos autoimpongamos cargas, sino que disfrutemos cada momento que nos da la vida. Podremos parecer "bichos raros" ante los ojos de los demás, pero la realidad es que estamos embelleciéndonos a nosotros mismos, creando una mejor versión de nosotros, una versión única e irrepetible que respeta la armonía del Universo, incluso respeta a los que irrespetan esa armonía.
No debemos llamar la atención y debemos recuperar la "cordura" impuesta por nuestra sociedad. Debemos "fluir como el agua", ser inteligentes y no oponer resistencia, pero sin dejarnos borrar ni perder nuestra esencia. La vida siempre nos brindará su belleza, no importa la circunstancia en la que estemos. Esa belleza la podemos encontrar en el equilibrio que requiere aprender a vivir.
De la mano de Dios (cualquiera que sea tu concepción de Él), podremos vivir plenamente la vida que nos corresponda vivir. Seamos amables, amorosos y empáticos con quienes habitan a nuestro alrededor. No molestemos a nadie y, si alguien nos molesta, miremos más allá de la circunstancia y de sus palabras y sigamos adelante.
La vida no es un momento; la vida son muchos momentos que tienen diferentes matices. La vida es una sola, la vida es efímera, pero la vida es bella y deliciosa de vivir. Te aseguro que la mayoría de nosotros disfrutamos la vida que tenemos ante nosotros.